viernes, 24 de febrero de 2012

Clarulina + Oscar Bartolomé, Sucede y Sara Lew


Una moneda lanzada al aire

Izó la lluvia con su estandarte de estrellas. En lo alto, la luna rielaba como un paraguas tachonado de perlas o un azucarero manirroto, y las gotas de un azul celeste, translúcido, casi hialino, pendían en meridianos de seda. El Céfiro despeinaba los árboles, y Calíope abanderaba ráfagas de té. ¡Qué inmenso era el oleaje del cielo visto a través del ojo de un alfiler! ¡Cuántas galaxias derramadas sobre el hombro saledizo de la noche! Se hubiera dicho que una araña hiperbólica tejía redes de lluvia sobre aquella ciudad lampiña, volteada de sombras. Y sin embargo, no había paz en la tormenta ni magia en el sombrero; tan sólo un agujero que daba la vuelta al bolsillo desprovisto de cuña y troquel. ¿Cómo, pues, tintineaban los besos allá en la acera y los semáforos bizqueaban ahítos de limón? ¿Qué fue de aquel sol de la infancia, pájaro de miel que anida en la tormenta, tronera donde aúlla el viento?
Para aquella chica de tez de calostro, el tiempo transcurría silente, ampuloso, ligeramente amanerado. Un mohín biselaba el relieve de sus labios dándoles un aire satisfecho; y sus ojos, de tan risueños, parecían dos rayas negras peinadas al albur. Liviana como un pálpito –y acaso igual de incierta–, tenía la expresión lisonjera del ciempiés y la apostura de una cariátide tamizada por la arena. Sus manos apenas sostenían la balanza del viento, y en los dedos de los pies le cosquilleaba una canción. El cabello, húmedo y fosco, ondeaba sin compás, como el dragón que serpentea albores en una hélice de fuego. Sólo un ganso o un faisán habría adivinado el caudal de su simiente.
Ninguna voz rugió como la escarcha ni hubo corrillo en el soportal; tan sólo silencio, un silencio terco y pertinaz, como el que precede al trueno que lagrimea relámpagos, a intervalos de cebra. Porque siempre supo que soñar era como contar estrellas en la noche. Indescriptible. Interminable. Un universo aleatorio. Una moneda lanzada al aire.

Óscar Bartolomé Poy

Delirios

La improbabilidad de que algo suceda es tan solo resultado del azar. Nadie le habría dicho que bajo su paraguas, parapetándose de un cielo negro plagado de nubarrones y amenazando alfileres, se camuflarían las estrellas, ni la luna, ni esa oca preocupada por una lluvia afilada. Los truenos se pueden oler y masticar el viento, y estos días son propicios para perder hasta el último aliento. Pero aunque se marchiten las flores, se mueran las mariposas, se apage el sol y se borren los colores, a ella nunca le faltará una sonrisa que desafie a los días.
Sucede
http://quenomecansodeser.blogspot.com/

Según la ocasión

Todas las mañanas, al despertar, Alma le pregunta a su faisán el pronóstico del tiempo. Él le indica con el color de su plumaje si hará frío o calor, con la textura de su cola si brillará el sol o lloverá, y con su prominente pico negro le ayuda a escoger del armario la ropa que debe vestir. Sin embargo, cuando la joven sale de paseo, la gente no puede evitar mirarla; no por ese ave singular que porta sobre su hombro, sino porque nunca va vestida según la estación. Esta noche, por ejemplo, Alma lleva un atuendo de lo más veraniego, a pesar de las bajas temperaturas que marcan los termómetros. Además sujeta entre sus manos un paraguas, aunque no hay nubes y hace mucho, mucho viento… ¡Ups!  ¡Su paraguas se vuela llevándose consigo el cielo estrellado!  Alma sonríe cuando, en su lugar, aparece un nuevo y caluroso día.

Sara Lew
http://microrelatosilustrados.blogspot.com/

5 comentarios:

  1. Según mis particulares gustos, el de Oscar es tremendamente poético, aunque me resulta un tanto recargado.
    A Sucede no se le consigue quitar el halo negro ni con un dibujo tan luminoso :-).
    Y Sara nos deja con la intriga de porqué un faisán es el que toma la responsabilidad.

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  2. Tres maravillosos relatos para una misma ilustración.

    Besos desde el aire

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  3. ¡Enhorabuena a los tres escritores!
    Y un ¡Hurra! para la ilustradora.

    Abrazos.

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  4. Me quedo con algunas frases....

    "Porque siempre supo que soñar era como contar estrellas en la noche. Indescriptible. Interminable. Un universo aleatorio. Una moneda lanzada al aire."

    "aunque se marchiten las flores, se mueran las mariposas, se apague el sol y se borren los colores, a ella nunca le faltará una sonrisa que desafie a los días"

    "Alma sonríe cuando, en su lugar, aparece un nuevo y caluroso día"

    Si las unimos todas tenemos otra bella historia... :)

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  5. ¡Adelante con este proyecto, Clara! Siempre maravilloso.
    Un abrazo.

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