
Luego de lavarle y plancharle las arrugas a su marido, Soledad lo dobló con sumo cuidado y lo metió en su bolso de invierno; se vistió con el nuevo abrigo de flores acampanadas, se puso la bufanda y el sombrero, y salió afuera en busca de una nueva ilusión. Caminó silenciosa entre la nieve y se paró en una esquina a esperar a que pasara un corazón verde para que le subiera las feniletilaminas del cerebro.
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Obra de Héctor Luis Rivero, cuyo blog podéis visitar en la dirección:
¿No estaría más cómoda si lo hubiese dejado en el armario en vez de llevarle? :-)
ResponderEliminarme gustó mucho tanto el texto como la ilustración.
Me encantan ambos. Relato e ilustración. Héctor, este es perfecto!
ResponderEliminarUn abrazo
Señora ilustradora, señor escritor: mis felicitaciones para ambos. Un placer.
ResponderEliminarClarulina, Héctor, dan gusto!
Me sumo a las felicitaciones.
ResponderEliminarSaludillos
Estoy con la opinión de Cybr. ¿Lo guardaba por si acaso?
ResponderEliminarFelicidades Héctor
Felicidades Clara.
Un abrazo.
Se ve que a pesar de todo amaba a su esposo...mira que lavarlo y plancharlo :) Me temo que ya nada será lo mismo cuando encuentre a su corazón verde. Excelente interpretación de esa bella imágen, felicidades a ambos.
ResponderEliminarHay que pararse bajo la nieve para ver pasar un corazón verde....? pero Héctor... por qué no me avisaste antes...? en las esquinas de Buenos Aires no hay nieve.... :(
ResponderEliminarBellísimo cuento... y bellísima ilustración...!!
Dónde puedo comprar un abrigo de flores acampanadas....? ;)
Un beso grande a ambos...!!!
Gracias Clara y amigo/as. Todo este proyecto está bello. Un abrazo
ResponderEliminarMe encantó lo de lavarle y plancharle las arrugas a su marido... Y mira que llevárselo en el bolso. Quizá quería compartir con él su nueva ilusión. La ilustración es preciosa, precisamente en lo que me he fijado primero es en el abrigo, es una maravilla, justo el adecuado para ir a buscar aventuras.
ResponderEliminarEs la primera vez que te leo y me ha gustado mucho.
ResponderEliminarLa entrada da a multiples interpretaciones, lo he leído un par de veces y en cada ocasión he pensado una cosa distinta y al leer vuestros comentarios me doy cuenta de que lo han visto desde otra perspectiva distinta a las 2 que a mi se me han ocurrido. ¡Enhorabuena!
Héctor: directo y sin rodeos, como debe ser la vida misma.
ResponderEliminarSaludos.
Héctor, Clara ¡precioso! me encanta la imagen y la vida que le da el texto de Héctor, me encanta tu imaginación, el marido planchado en el bolso y las flores acampanadas, y por supuesto el corazón verde... que maravilla!!!
ResponderEliminarAbrazos
Cuánto talento junto, bendita imaginación!!
ResponderEliminarHermoso el resultado!!
un abrazo!!
muy gracioso, tiene ironìa apreciado Héctor, recién vengo a esta página de hermosas ilustraciones
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