miércoles, 1 de diciembre de 2010

Clarulina + Su, Santiago Gallego y Rubén García


Rey de corazones
Fueron como uña y carne desde siempre. Compartían sin reparos ropas, cariños, secretos, penas y alegrías, pensamientos,… hasta que llegó aquel hombre y tuvieron que jugárselo todo a la carta más alta.

 Su




Cosmo-con-ciencia



«¿Ah, tú también…?», se inquirieron la una a la otra y esta a la de más allá, para conformar así un maduro trío de eco femenino. «Me gustaría saber cuál era la causa», musitó la una después de un leve y gracioso espasmo. Entonces, cierta luz deliciosa mostró una mesa circular que contenía algunos montones de cartas. Tan pronto las fueron escogiendo, las picas, los corazones, los tréboles y los diamantes se diluyeron para, acto seguido, convertirse en letras. Pudieron así conocer la singular secuencia de nucleótidos que les había llevado a sucumbir a la enfermedad. «Así que era esto…», susurró la una. «¡Qué irónico!, mi hijo es genetista», comentó la de más allá.

Entonces empeoró bastante, pues las narraciones se tornaron verdaderamente particulares y enumeraron con absoluta concreción los pecados que cada una había cometido en la Tierra. Agitadas por la congoja, espoleadas por la curiosidad y celosas de su intimidad más vergonzante, acaso se vislumbraran entre sí de reojo sin más ánimo que el de sondear cuál de las tres humanidades había sido más defectuosa. Finalmente, la otra preguntó en alto: «¿Y ahora qué nos pasará?» La luz angelical se transformó en sonora oscuridad y les reveló: «Nada de lo que temen. Lo del Juicio Final era mentira.» Suspiraron sin reparar en que sus átomos ya se iban desenganchando de sus cadenas y desintegrando en partículas más pequeñas, para así, cual fina seda cuántica, pertenecer a millones de conciencias desperdigadas y demás Cosmos inanimado. 


Santiago Gallego


Todos los santos


Cada primero de Noviembre Mamá nos llevaba al panteón familiar. 
 Recuerdo que repetíamos el mismo trayecto para salir de la ciudad, hacia su periferia, fuera de la vida cotidiana. Un camino que repetiría con mis hijos y ellos, a su vez, continuarían transitándolo cada año con los suyos. 
Ese día por costumbre, los pequeños meriendan bajo la recortada sombra del ciprés, y los más adultos limpian de malas hierbas el entorno. Después, todos cuentan anécdotas evocando a nuestros seres queridos y trayéndolos a nuestra memoria. Recuerdos tristes, alegres, de verano, de invierno, de juventud, de vejez. Lágrimas entre risas, risas mojadas y perfumadas con olor a tierra removida. Así pasa la tarde…
 Al final, cuando la sombra del árbol se diluye, nunca nos olvidamos de los regalos, forman parte de la ceremonia: una caja de puros, una botella de Anís del Mono y dos barajas de cartas sin estrenar. Todos los años dejamos nuestras ofrendas sobre el mármol y nos despedimos con el ruido de los coches sobre la gravilla. Así se termina la visita, siempre con la certeza de volver al año siguiente, o quizás antes. 
 En mi vida comprendí el verdadero motivo de aquella constancia, siempre creí que todas las familias debían tener un pasado oculto, desconocido. Parte de una tradición, la cual mantiene unida la sangre, traza lazos en el tiempo… y así es. 
 El día de mi muerte, después del entierro, me tocó repartir las cartas. 

Rubén García
http://mispelusas.blogspot.com.es/ 




15 comentarios:

  1. A lo mejor no quería que se pelearan por él.
    Muy bien la cuarta colaboración. Yo me tengo que poner las pilas.
    Un beso.

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  2. Gracias Torcuato, un placer contar contigo! :)

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  3. Es una pena que tanta amistad se vea truncada por un solo hombre... ¿qué tendrá? deberían compartirlo y se lo pasarían mejor!
    Enhorabuena otra vez, la ilustración es más oscura que las que nos tienes acostumbrados Clara, pero igualmente inspiradora.
    Su, en tu línea de hiperbreves con grandes ideas para dejar pensando.
    Abrazos con mucha claridad!!!

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  4. Ha sido un placer formar parte de esta inicativa.
    Que sigan las ilustraciones contando historias.
    Muchas gracias.

    Abrazos

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  5. Muy bueno, me gustó. Aunque tapoco nadie dice que acabaran a mal, sólo que hay una cosa que no querían compartir.

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  6. Hombres!!!!! y las que perdieron se resignaron? Seguro que no, las mujeres no somos tan civilizadas. Me encantó.
    Saludillos

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  7. ¿Por qué discutir por un hombre? hay tantos en el mundo, ja já. Buenísimo hiperbreve Su.
    Como siempre mi enhorabuena tanto para la escritora como para la ilustradora.
    Abrazo a ambas.

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  8. Impresionante en pocas palabras. Muy buena la mezcla de letras e imagen!
    Felicidades a las dos!

    Un saludo!!

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  9. Vengo del blog de Torcuato. Que buen proyecto el tuyo.
    Un hombre. Amigas. Si jugaron , no eran tan amigas.

    Me encantó la ilustración y el texto, que da para pensar en un final.

    Saludos.

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  10. Enhorabuena. De nuevo, la imagen se hace real gracias a las palabras. Pocas, pero con tanto contenido.
    :)

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  11. De momento una de las ilustraciones que más me ha gustado, y el relato que la acompaña combina a las mil maravillas :)

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  12. Es una delicia ver y leer, muestra de gran creatividad, todo un arte :) Me encantó

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  13. Es una idea apasionante y las imágenes toman vida a través de las palabras.
    Precioso.
    Un beso.

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  14. Hablando como mujer me atrevería a decir, que todas y cada una de ellas...tiene un as bajo la manga :) De nuevo felicidades.

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  15. Chulísimas estas colaboraciones. Sabes que me encantan, y esta vez ¡reparto de lujo!.

    Felicidades a todos desde mis palabras.

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