Anfibios encantados
Tras largo tiempo dedicado al estudio de los cuentos de hadas, el profesor Jacob Harris acabó convencido de que los anfibios encantados existían realmente. Creía que en algún lugar inexplorado vivían príncipes y princesas transformados en sapos o ranas por el maleficio de alguna bruja vengativa. Para demostrar su teoría, Jacob decidió viajar a los lugares más remotos. Su objetivo era besar a cada anfibio que encontrara y apuntar meticulosamente los efectos de su beso en una libreta.
Durante años, la libreta de Jacob permaneció en blanco porque no obtuvo resultados. Pero un día descubrió una rana junto a una charca recóndita y tuvo la certeza de que era la elegida. Lo supo porque no hizo ademán de huir cuando él se acercó y por la manera en que brillaban sus ojitos saltones al mirarle. Incluso parecía sonreírle. Intuyendo que había encontrado lo que llevaba tanto tiempo buscando, Jacob besó a la rana.
La transformación comenzó exactamente tres segundos después. Aunque no fue la rana quien experimentó los cambios, sino Jacob. Lo cierto es que él no pareció muy sorprendido de acabar convertido en sapo. Miró a la rana con los mismos ojitos saltones con los que ella le observaba a él: ahora sí, estaba seguro de que la rana sonreía. Y se dijo que ninguna princesa podría tener nunca una sonrisa tan bonita.
La rana brincó a la charca y Jacob le siguió. Atrás quedaron su libreta de apuntes, su ropa y sus gafas de profesor. No le importó desprenderse de nada de aquello: sabía que su rana y él vivirían felices. Y comerían lombrices.
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Obra de Mondorino, cuya web podeis visitar en la dirección:
Qué bonito relato, qué inesperado y encantador, una delicia leerlo Mondorino, y como siempre bellala imágen que lo acompaña :) Felicidades !!
ResponderEliminarBonita historia y preciosa ilustración Clara. Un saludo a ambos.
ResponderEliminarQué bonito!!! Qué suerte haber perseguido ese sueño para encontrarse con tan bonita realidad.
ResponderEliminarLa ilustración es genial, Clara, Mondorino encontró la mejor historia que había detrás.
Abrazos
¡¡¡Qué preciosura!!!No te conocía Mondrino, si me permitís daré una vuelta por tu blog.
ResponderEliminarEso sí que es desprenderse de todo por amor. Y muy lograda la comunión con la preciosa imagen.
ResponderEliminarMuy bonita historia y también la ilustración. Dándole la vuelta a los príncipes sapo.
ResponderEliminarNunca dejes de perseguir tus sueños, algún día se hacen realidad..!!!
ResponderEliminarBella historia, bella imágen...!!
Felicitaciones a ambos...!
Un beso
Una felicitación a Mondorino y Clarulina. Desde luego, eso de andar besando sapos y ranas tiene sus riesgos, aunque lo importante es afrontarlos. Felicidades.
ResponderEliminarGracias a todos! :-)
ResponderEliminarHa sido divertido el reto... La verdad es que la ilustración es fantástica, me gustó desde el primer momento y resultó muy sugerente. Gracias por la oportunidad, Clara!
Me encantó,tiene mágia y colores!!
ResponderEliminarHermoso final de cuento!!
Un abrazo!!
No tengo que explicar que las ranas tienen para mi una magia especial y la imagen y el cuento me han encantado. croak, croak
ResponderEliminarSaludillos