La luna se cansaba de no poder compartir, en sus noches de soledad, el amor y la belleza que atesoraba en su interior. Observó una alargada hoja que, arrancada de un árbol por un vendaval, reposaba, inerte, sobre las mansas aguas de la laguna. Venció la timidez lógica por haber sufrido tantos años de soledad en silencio y, delicadamente, tomó la hoja entre sus manos argénteas. Inmediatamente se obró el milagro y la hoja recuperó la vida; una luz rojiza surgió de su interior mientras la savia fresca volvía a recorrer todos sus rincones.
Desde entonces, ambas, la luna y la hoja, comparten las largas noches escribiendo entre las dos, sobre las oscuras aguas, nuevas historias de amor y esperanza.
Rubo.
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Obra de Rubén Álvarez cuyo blog podeis visitar en la dirección:
http://rubazquez.blogspot.com/
Al fin la luna encontró con quien compartir su amor :) Hermoso relato para una bella imágen, felicidades Rubén.
ResponderEliminarSí Rubo, precioso relato. Un beso.
ResponderEliminarGracias a vosotros por leerlo.
ResponderEliminarMe gustó mucho esa imágen de la luna escribiendo sobre el agua... :)
ResponderEliminarLa ilustración es maravillosa, la transparecncia de la hoja y el brillo de la luna... me gustó mucho... :)
¡Qué hermosa historia de amor y vida! Y con que delicadeza y poesía está contada. La poesía también está en esa magnífica ilustración. ¡Enhorabuena a los dos!
ResponderEliminarPrecioso, tanto el relato como la pintura.
ResponderEliminarUn saludo.
Preciosa historia. Leyéndola, uno no sabría si la bonita ilustración de Clara ha surgido al leerla.
ResponderEliminarUn saludo